Historia

La historia de Olofsfors

En 1762, John Jennings, entonces uno de los hombres más poderosos de Suecia, se asentó en la región de Västerbotten. Allí, junto al río Ledu, a unos 5 km al oeste de lo que hoy es Nordmaling, instaló unos altos hornos y una fragua. Bautizó la empresa como Olofsfors. La producción de hierro exigía una enorme cantidad de carbón y el lugar contaba con masa forestal, así como tres ríos que le proporcionaban la energía hidráulica necesaria para accionar los martillos y los fuelles. Además, se encontraba próximo a un puerto. Así fue cómo comenzó Olofsfors AB, una de las empresas más antiguas de Suecia.

Durante cinco generaciones, la comunidad local de Nordmaling ha asociado el nombre de Wikström con actividad industrial y oportunidades de empleo. Los actuales propietario de Olofsfors, Anders Wikström, son los tataranietos de Pehr Wikström, quien en 1874 se convirtió en copropietario de Olofsfors Works. La empresa ha desempeñado un papel muy importante en el desarrollo del municipio. “La fábrica” ha sido lugar de trabajo para varias generaciones. Once años antes de que se introdujera en Suecia la escuela primaria pública, Olofsfors ya contaba con su propia escuela.

La genuina producción artesanal de los productos Olofsfors se ha transmitido de generación en generación. Con la expansión de la industrialización en Suecia durante el siglo XIX, Olofsfors pasó de ser una pequeña fundición a una fragua industrial cuyo producto principal eran las ruedas de vagón. A principios del siglo XX, las cadenas se convirtieron en el producto estrella de la empresa. Con la mecanización de la silvicultura a mediados del siglo XX, los camiones comenzaron a encargarse del transporte de la madera, lo que cambió las reglas del juego. Olofsfors se adaptó a estos cambios y pasó de fabricar cadenas a producir bandtracks para tractores forestales, las ahora conocidas como ECO-Tracks. Durante los años 70, además, Olofsfors empezó a desarrollar cuchillas de corte y de desgaste, productos aún hoy muy demandados dentro de las marcas SharqEdges y Bruxite.

El crecimiento de la empresa nunca se ha ralentizado. El desarrollo y la confianza en el futuro se han convertido en parte sustancial de su filosofía, y los productos Olofsfors han allanado varias veces el camino para pequeñas revoluciones en diversos segmentos. En los 80, la empresa abandonó su espacio original, que donó al ayuntamiento de Nordmaling, y se mudó a unas nuevas instalaciones que le permitieron aumentar su producción. En los 90, el tamaño del grupo se multiplicó por diez como resultado de inversiones estratégicas en producción, marketing, desarrollo y adquisiciones. Aunque ya poseían delegaciones comerciales en Finlandia, llevaron sus inversiones hasta Noruega y Canadá. Desde el inicio del nuevo milenio, Olofsfors prácticamente ha triplicado su facturación, ha invertido 150 millones de coronas suecas y ha automatizado su producción.

Hoy es una empresa de éxito que exporta a todo el mundo y ofrece una amplia cartera de productos que incluye varias marcas líderes. Desde 1973, la empresa ha pasado de 11 a 165 empleados y ha aumentado su facturación de 2 a 450 millones de coronas suecas.

El éxito de la empresa es el resultado de la continuidad de sus propietarios, la renovación constante del negocio y la capacidad de adaptar sus productos a las cambiantes necesidades del mercado. Equipada con profundos conocimientos y una amplia experiencia, lleva a cabo inversiones estratégicas que consideran la sostenibilidad social, medioambiental y económica. En consecuencia, en los albores de su 250 aniversario, Olofsfors todavía mantiene su desarrollo y producción en el mismo lugar donde todo comenzó. Hoy día, Olofsfors sigue forjando nuevas ideas sin dar la espalda a su legado histórico. Y ahora está lista para, al menos, otros 250 años.